XII. PEQUEÑAS BATALLAS.
Movemos nuestra energía en los
pequeños actos de nuestra vida. La energía personal de cada uno de nosotros,
como un segundo cuerpo de luz, se relaciona de forma libre con las energías de
los demás seres del universo, de todo cuanto está vivo en el universo.
A veces tenemos diálogos
aparentemente intrascendentes que encierran grandes flujos energéticos, grandes
contactos, intensos rechazos, luchas enconadas.
Una pareja discute sobre si debe
poner una lavadora o no antes de salir de casa.
A simple vista puede parecer un hecho
nimio, intrascendente, cotidiano. Pero sus cuerpos energéticos están engarzados
en una lucha despiadada y cruel. Después del dialogo, que ha tenido la brevedad
inherente al insignificante contenido de la conversación, percibimos el
cansancio. El cansancio y las heridas de nuestro cuerpo energético después de
la batalla. Frecuentemente no lo entendemos, porque es difícil percibir los
sucesos que se producen simultáneamente a distintos planos de nuestra
existencia.
El contacto energético puede ser favorable
o desagradable. Nuestras cargas energéticas se atraen o repelen como campos magnéticos.
No podemos ser neutrales. Es absolutamente imposible. Este hecho está en la
base de los rechazos o predisposición positiva que sentimos invariablemente
cuando conocemos a alguien. Si estas suficientemente despierto y atento a tu
estado emocional, podrás comprobar que nadie te es indiferente en su primer
contacto, en la llamada primera impresión. Invariablemente, al conocer a
alguien, al percibir su cercanía o escuchar su voz, algo dentro de ti se
predispone favorablemente o se cierra al contacto. Podrás hacer como que no lo
percibes, que no le haces caso o esforzarte en mantenerte abierto y no
condicionado. Pero, esa primera impresión suele confirmarse invariablemente si
profundizas en la relación. No intentes llevarte bien con alguien que te cayó
mal cuando lo conociste. Ahórrate esa energía.
El principio anterior sólo presenta
una excepción. Los momentos en que tu sensibilidad está alterada. Los momentos
en que te sientes herido y estas negativamente predispuesto a los demás. Cuando estás tan inmerso en tu dolor que no
puedes percibir con claridad lo que te rodea.
Pero si estás tranquilo, relajado,
consciente, guíate por esa primera impresión.
A veces es inevitable sentirse atraído
por alguien en el que percibes una energía negativa, algo que te predispone a
la alerta pero que también te atrae. Suele encerrar experiencias profundas en
tu desarrollo. Experiencias que se sucedieron en el pasado o que están por
producirse. Sucesos que son necesarios para tu desarrollo y tu aprendizaje. Déjate
llevar y no te resistas al dolor inherente a las mismas cuando suceda. Pero
tampoco te quedes anclado en esa experiencia. El dolor y el aprendizaje tienen
un límite. No tienen sentido por sí mismo. Únicamente son un vehículo de
aprendizaje, un transporte para llevarte a otro lugar. No son un objetivo sí
mismo.
Los lugares, los objetos van quedando
impregnados de nuestra energía. Cuanta más negativa es esta y más inconscientes
somos más capacidad de manchar los objetos y los espacios que nos rodean. Si
somos conscientes podemos percibir cuando nuestra energía se expande e impregna
la realidad. Si lo hacemos conscientemente es una forma de bendecir todo lo que
nos rodea.