jueves, 22 de mayo de 2014

XXIII. AGRADECE


XXIII. AGRADECE:

Una de las claves para mantener tu conexión con tu yo más profundo, que es lo mismo que decir con la vida que te rodea es agradecer.

Cuando eres capaz de agradecer cada uno de los pequeños actos con los que la vida te dona. Cuando puedes ser consciente de la inmensa suerte de estar vivo, de ser consciente, de haber sido capaz de sentir amor, de sentir la brisa del aire en la piel. Cuando puedes volver la vista al cielo y descubrir una nube blanca como si fuese la primera vez, después de meses de no mirar al cielo y agradecer ese formidable espectáculo que puedes contemplar como si fuese sólo para ti y das las gracias, entonces eres afortunado.

En ese momento eres merecedor de la vida, de la consciencia y del amor. En ese momento saldas tu deuda. En ese momento estas en paz con lo recibido. En ese momento eres digno de seguir recibiendo. En ese momento no robas, sino que eres colmado con lo que te mereces y atraes el bien a tu vida. En la medida en la que tú te comprometes, la vida y la consciencia lo hacen contigo. Tu iniciativa siempre genera un reflejo positivo al otro lado.

Se siempre lo más generoso que puedas ser. Ayuda siempre que te tengas la suerte de hacerlo. No mires hacia otro lado cuando puedas responder. No te excuses con frases hechas ni razones manidas. Déjate ir cada vez que puedas acompañar, apoyar o simplemente estar.

Había una hermosa historia en la que el protagonista dejaba una moneda en cada sitio en el que había sido feliz. Ojala tengas que cambiar billetes con frecuencia para responder a la generosidad de la vida.

jueves, 8 de mayo de 2014

XXII: ERES TODO LO FELIZ QUE TE ATREVES A SER.


XXII: ERES TODO LO FELIZ QUE TE ATREVES A SER.

Eres todo lo feliz que puedes imaginar.

Eres todo lo feliz que te atreves a ser.

Eres todo lo feliz que tu valentía se atreve a conquistar.

Eres todo lo infeliz que el miedo te impide.

Eres todo lo infeliz que tu desconfianza te condiciona.

Eres todo lo infeliz que tu seguridad te proporciona.

Cada paso que das te conduce a algún sitio.

Siempre hay una decisión importante,  una incertidumbre total entre la consciencia y otra cosa.

La felicidad es un subrayado, la confirmación de que estás haciendo lo que debes,

Que ese paso que has dado te acerca un poco más a ser consciente.

No hay nada malo o bueno

Solo acercarte o alejarte.

Atreverte o detenerte.

domingo, 4 de mayo de 2014


XXI. EL RITMO DEL DESPERTAR:

Tú marcas el ritmo de tu propio despertar. No hay metas ineludibles. Objetivos obligados.

Avanzas por el camino del desarrollo de tu consciencia cuando ante cada situación que se te presenta, adoptas la decisión de la máxima confianza y generosidad que en ese momento puedas alcanzar. Ante cada decisión que se te presenta hay distintas alternativas. Opciones que van desde el pánico extremo ante algo que puede salir mal y hacerte el máximo daño posible y por tanto exige tu máxima defensa, hasta  un cierto grado de confianza en el mundo y en la vida. Esta posición de confianza se desarrolla, crece a medida que la reforzamos y a veces sufre algún tipo de revés que consideramos totalmente injusto. Ese tipo de revés ofrece un aprendizaje sobre nuestros miedos profundos y refleja nuestro pánico a dejarnos llevar y cuidar.

Cuando puedes confiar provocas una respuesta en el mundo que te rodea de confianza, de cuidado. Los niños son grandes confiados, grandes inocentes, grandes ingenuos. La ingenuidad es un valor que te acerca a lo divino. A un mundo consciente que te cuida. Poder conservar la ingenuidad como un tesoro, te acerca al mundo de los ángeles.

Aunque sea paradójico, es difícil dañar a alguien ingenuo y confiado. Aunque creas que puedas reírte de él y engañarte. En el fondo, te estas riendo y haciendo daño a ti mismo. La vida, la consciencia cuida de los que confían. Establecen un vínculo con él.

Cuando adoptas una posición de control y defensa, es una ficción que consume cada vez más tu energía. Nunca puedes controlar todo, defender todo lo que has construido a tu alrededor. La vida suele superar tus mecanismos de control, más aun si asumes que todo terminará con la muerte, con la aparente destrucción total ¿Dónde pondrás las barreras?.

Partimos de una posición de protección y defensa enseñada y adquirida. Tus padres han procurado que te cuides y que desconfíes. Te han transmitido sus miedos. Desde esta posición vas tomando decisiones, deja que esas decisiones incluyan un cierto riesgo, una cierta confianza en la vida y el devenir. La vida te protegerá y devolverá la confianza en una consciencia expandida que va más allá de tus límites individuales y se acerca a una consciencia universal.

XX. TENTACIONES:

La tentación no se aproxima en la mano de un diablo de hirsuto pelo rojo.

La tentación nos acecha en cada pequeña decisión que tomamos en nuestra vida cotidiana. La tentación nos espera tras cada pequeño acto en que nos provoca una inmediata y casi inconsciente respuesta negativa.

Cuando un amigo se nos autoinvita a nuestra casa de la playa y se instala durante varios días y llegamos a pensar que nos utiliza como un hotel, provocando en nosotros la emergencia de la consciencia de todos los momentos en que tuvimos que luchar por unos recursos escasos. Recuerdas los retazos de consciencia de cuando fuiste el menor de varios hermanos y tenías que luchar por una comida y un afecto escaso.  Y puedes olvidar que ahora te puedes permitir la generosidad de albergarlo en tu casa grande y que no te está quitando nada. Que la sensación de injusticia es sólo el recuerdo de experiencias o de vidas pasadas.

Cuando hacemos la comida y nadie se levanta a recoger la mesa y vuelves a sentirte como el niño del que todos se aprovechaban y caes en la tentación de albergar un sentimiento negativo que no se corresponde con tu realidad actual, porque ahora eres grande y nadie te obliga y no te impones nada, sino que puedes levantarte y hacer eso porque te apetece y puedes no levantarte si no te apetece y ver qué pasa.

Todos albergamos dentro de nosotros un arsenal de agravios pasados. Todos en algún momento de nuestra dilatada existencia de células, enlaces y materiales que hemos formado parte de planetas, astros, minerales, animales y personas hemos sufrido dolor, escasez, soledad, incomprensión, muerte. Es una mochila que invariablemente nos acompaña en un lugar de nuestra consciencia profunda.

Miles de actos cotidianos nos provocan el estímulo necesario para conectar con ese dolor profundo y antiguo. Miles de veces tenemos la oportunidad de sentirnos agraviados, objeto de afrentas, objeto de injusticias y conectamos y nos sentimos las victimas perfectas, justificadas y eternas.

Sólo a través de ese prisma se pueden entender las enormes trifulcas que puedes tener conduciendo el coche con otro conductor extraño.  Solo así puedes entender la batalla cotidiana por dejar el tubo de dentífrico abierto. La terrible revancha y castigo de dioses que esperas tras una ruptura afectiva. El drama culpabilizador con el castigamos cuando caemos en una soledad no querida.

Pero puedes distanciarte de reaccionar de forma espontánea a esos estímulos que pululan a tu alrededor. Puedes ser consciente de que justo en este momento eres un adulto fuerte, con poder sobre tu vida y tu destino. Capaz de tomar tus propias decisiones y totalmente responsable  de tu vida.

No hay nadie a quien achacar nada. Tu expareja – la que ahora puede maltratarte, o al menos puedes percibirlo así- fue elegida por ti. Tu elegiste al amigo que se invita a tu casa, tú has elegido el trabajo que ahora te sobrepasa. Tomaste esas decisiones un día y si ahora no son positivas para ti puedes decir que no y simplificar tu vida.

Tu vida no tiene que tener todo lo que aprendiste que era imprescindible para una vida Toda vida no tiene porque estar llena, completa de elementos que creías necesarios: pareja, amigos, casa, coche.

Lo único imprescindible es el camino hacia tu ser interior, aprender a conocer, comprender y querer ese pequeño fragmento de eternidad que eres tú: tu consciencia.